Amiga mía

 


Mi corazón sí fue feliz algún día. Tengo el agrado de darme cuenta, a esta altura de mi vida, que sí. En mi niñez su amistad fue mi felicidad, vivíamos en el poder infinito de nuestra imaginación. Yo la cuidaba, corría detrás de ella por el bosque y reíamos. Éramos felices con la inocencia de nuestros corazones, de nuestra amistad y la sabiduría de la niñez. 
Amiga mía, hoy en día recuerdo y sé que fui feliz gracias a ti.

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